«¡Oh, Capitán, mi Capitán!»

Hoy es el último día del trimestre; ya comienzan unas más que merecidas vacaciones y, esperamos, que unas Navidades responsables y tranquilas. Sin embargo, hoy la despedida no se la dedicamos a estos tres primeros meses de curso, ni queremos hacer balance aquí de cómo han ido, ni tampoco aventurar cómo irá el nuevo año.

No. Hoy nos queremos dirigir a nuestro director. Hoy queremos dedicarle todo nuestro cariño y reconocimiento con estas palabras a él, a don Ramón, a “nuestro capitán” desde hace más de 20 años. Toda una vida dedicada al colegio que culmina en esta (ansiada, merecida… atípica) jubilación.

Dedicarse a la enseñanza no es tarea fácil (y no lo decimos solo por este curso tan complicado), pero es que dirigir un colegio, tampoco lo es (y no lo decimos solo por este curso tan complicado). Si por algo se distingue don Ramón es por ser un guerrero para con los intereses de los alumnos del colegio y un sufeta para su claustro.

¿Que grita mucho? Pues también, pero es parte de su ser.

Muchos de los padres que estáis hoy en el colegio fuisteis alumnos de don Ramón (porque antes de ser “el dire” fue “el profe”) y saben de primera mano que él, bueno… no siempre ha sido calvo. De eso también dan fe las orlas que custodian el pasillo del edificio principal desde hace más de 30 años.

Y sacamos esto a colación porque, si el colegio hablara, bien podría entonar aquello de “lo mejor de tu vida, me lo he llevado yo”, y es que nuestro director ha pasado toda una vida en el “Vicente Ros”, con lo que eso conlleva: trabajo, desvelos, risas, gritos, confidencias, reuniones, gritos (no es una errata, es que ha habido muchos), compañeros que llegan y que se van, alegrías (esperamos que las más), tristezas (algunas, seguro)… Esta ha sido y será su casa, y sus alumnos y compañeros, su familia.

Con esta trayectoria profesional y humana en el colegio, dándolo todo desde el primer hasta el último día en el cargo, don Ramón se merece ya ver los toros desde la barrera, pero también se merece una despedida como Dios manda… sin embargo, la omnipresente COVID-19 hace que esto último no sea posible (de momento). Por esta razón, y (tenlo claro, Ramón) solo por esto, no hemos convertido este día 23 de diciembre de 2020 en lectivo-festivalero para expresarte nuestro agradecimiento por todos tus años dirigiendo el barco.

Así que, desde la distancia, con la mascarilla puesta y desde el más absoluto respeto, cariño y gratitud, nos subimos todos a nuestros pupitres para mirarte a los ojos y decirte: “¡Oh, Capitán, mi Capitán!”.

Un gran y sincero abrazo, Ramón.

Gracias_donRamón

 

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